Estoy preparada, lo he estado esperando tanto tiempo... El equinoccio marca un antes y un después, el olor del aire es distinto. Las noches comienzan a ser frescas, húmedas y silenciosas, los amaneceres son perezosos, lentos y me regalan un horizonte que parece arder ante mis ojos. Sol me acompaña cada día un poco menos, es más viejo, le siento decaer, la tierra le llama. El anciano ya no tiene fuerza para llegar a lo más alto sobre mi cabeza. Su luz es más blanca, brillante, pero menos ardiente, ya no tiene el fuego de la juventud. Él sabe que su tiempo se acaba, se siente morir, y aún así no se da por vencido, porque sabe que es parte del ciclo, sabe que su muerte es parte de la vida, y que una vez más renacerá con más fuerza. Luna, su eterna amante, le está viendo morir, le acompaña y cuida de él para que su muerte sea un renacer. Ella esta más presente, más viva, y su luz brilla sobre los campos helados cada noche. Es tiempo de cosecha, y que importa si tu cosecha es grande o pequeña? Es tuya, es tu esfuerzo, son tus sueños hechos realidad. Así que celébralo!! Mabon nos invita a agradecer, a disfrutar y a refugiarnos en la calma y la intimidad. Una taza de té caliente, un libro entre las manos, una tarta de manzana horneándose en la cocina mientras el calor del hogar nos abraza, el olor de la canela en rama bailando a mi alrededor y esas vistas a través de la ventana... El bosque está cambiando, se refugia en sí mismo, se prepara para el descanso, las hojas comienzan a perder el verdor para dar paso a los colores del fuego, hasta que un día se separan del árbol que fue su hogar. Vuelven a la tierra, descansan formando una hermosa y crujiente alfombra que a cada paso me hace sonreír. Aquí es donde quiero estar, aquí encontraré mi paz y una vez más me acerco al final de otro ciclo mientras la época oscura me llama. Salvaje y feliz Equinoccio, Feliz Mabon!!
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